El Botijo Sónico: Chucho, un ángel turbio está al caer

por | 6 de mayo de 2013 | EL BOTIJO SÓNICO | ESPECIALES | |

El Botijo Sónico es una colección de artículos donde queremos recordar algunas bandas del cuarto de los trastos rotos y darles otra vez cuerda a fuerza de revisiones muy necesarias para comprender el inmenso y diverso legado del que disponemos.

Hablaremos de artistas que alumbraron el camino que ha puesto a nuestra escena entre las más destacadas e imaginativas del planeta: de Vainica Doble a Décima Víctima pasando por Family, podréis degustar de nuevo, o por primera vez, de platos que muchas veces han sido cocinados en restaurantes clandestinos de seis tenedores. Historia viva de un sendero por el que transita el 99 % de la música que se hace hoy en día.

Entregas publicadas:

Chucho: Un ángel turbio está al caer (1ª parte)

 Tras la triste disolución de Surfin’ Bichos, Joaquín Pascual, Carlos Cuevas y José Manuel Mora dan cuerpo a Mercromina. Experiencia tan revitalizadora como curativa, el primer hermano carnal nacido de la escisión de los Surfin’, se convertirá en una de las bandas más sorprendentes y vibrantes del pop español. Muy grandes, lo que Fernando tenía preparado sería más importante, todavía, y se llamaría Chucho. Aunque posterior en el tiempo, ya que Mercromina data de 1995, veo necesario comenzar por la banda de Fernando ahora que, mientras escribo este artículo, la resucita acuciado por la carnaza que necesita ese animal de pop rabioso al que dio vida a mediados de los años ’90. Empecemos, pues.

 Tras la disolución de los Surfin’ Fernando se siente más solo que nunca. Muy perdido. La música que antes daba cuerda a todos sus impulsos vitales, se ha convertido en una sombra de todo lo que quería dejar atrás. Demasiados inconvenientes con los Surfin’ Bichos, la música que tanto amaba le debía mucho más de lo que él le había dado, en forma de obras supremas.

Sin ganas de volver al meollo, el gusanillo empezará a germinar el día que Los Kebrantas, una de las bandas que más admiraba el trabajo de Fernando, le llaman para producirle su primer álbum. Sorprendido y honrado, esta llamada marcará un nuevo punto de partida en la historia personal de Fernando y de la música española.

Tras este momento, a Fernando le surge un dilema: volver en solitario o formar una banda para tal empresa. Rechazada la primera, porque sus canciones no estaban hechas para este formato, el día que va a ver una actuación de República Gorila, para la ocasión bajo el nombre de ‘Ataúd Johnson y su sepulturero Jones’, le surgirá la oportunidad de volver a formar un grupo. Como si tuviera una revelación tras esta actuación, Fernando volverá a la vida aceptando la propuesta que anteriormente ya le habían hecho los componentes de República Gorila. Ésta no era otra que una petición para que contara con ellos si algún día decidía volver a formar un grupo. Con las pilas cargadas y un nuevo concepto sonoro dentro de su cabeza, sin límites estilísticos ni expresivos, Fernando se servirá de los conocimientos en el terreno de las programaciones de sus dos nuevos aliados, Javier Fernández y Juan Carlos Rodríguez, para dar forma a sus nuevas inquietudes. Una nueva leyenda comenzaba a tomar forma. El animal ya babeaba.

 Será a finales de 1995 cuando se produzcan dos hechos fundamentales en la génesis de Chucho: la creación, junto a su inseparable Isabel León, del sello discográfico Limbo Starr; y la primera prueba física de su nuevo proyecto, mediante «Chucho ep», publicado en enero de 1996. Un cúmulo de nervios agarrotados, el chucho ladrando que sale en la portada no podría ser más indicativo de lo que nos depara esta bajada a los infiernos internos de Fernando. Visceral, desproporcionado y vomitado, “Chucho ep” no se encuentra entre lo mejor que haya hecho, pero sí es uno de sus discos más importantes si queremos ahondar en la figura de Fernando. “Ladrándole al infierno”, “Breath”, “Conexión de huesos”, las cinco dentelladas que da un Alfaro arrebatado, es de las que duelen. Punk con aliento post-hardcore, Chucho ep suena como si Steve Albini -Big Black, Shellac- se hubiese colado en el ADN del ex-Surfin’.

 Con unas ganas locas de plasmar las nuevas canciones que tenía compuestas en un nuevo álbum, Chucho toma la sorprendente decisión de fichar por una multinacional. Después de lo que habían pasado con Surfin’… no tenía mucho sentido. Pero aquí había truco, filial de la Virgin, ésta la llevaba Lydia Fernández que, tras haber echado el resto en la promoción del “Hermanos Carnales” (1992), volverá a aparecer en la vida de Fernando para acompañarle en su nueva aventura musical.

 Ya con las manos en la masa, en junio de 1996, durante la grabación del primer lp, ocurrirá una noticia tan terrible como inesperada: la muerte del padre de Fernando. Como si se hubiese soltado la anilla de la granada, de repente, explotó toda la carga acumulada que llevaba Fernando dentro: el mundo de las drogas, la perdida de sus hermanos carnales, la muerte de su amigo Ricardo López, esa sensación de vacío a la que se expuso tras Surfin’ Bichos y ahora la puntilla… Tal fue la devastación que sufrió en sus carnes que sería incapaz de encontrar su voz para poder terminar las canciones. Ante la imposibilidad de finiquitar el álbum, la grabación se pospondrá hasta octubre. Para ésta empresa, Fernando irá a Londres a rematarla. Decisión a todas luces acertada, la escapada de Fernando en un entorno donde era un completo desconocido, servirá como providencial filtro al volcán que le escocía las tripas. De esta manera, en abril de 1997 sale a la calle “78”. Striptease emocional en grado sumo, Fernando hace un exorcismo interno del que quedarán empapados todos los cortes del álbum.

 Al límite del infarto, las canciones de “78” respiran azufre y escupen pop ensangrentado. Ahondando en la patente sonora de Chucho ep, para esta ocasión Fernando, Javier y Juan Carlos dan un paso adelante y pulen las formas, dentro de una taquicárdica telaraña de programaciones. A esto le sumamos algunos de los momentos más inspirados de toda la trayectoria de Fernando, y el resultado cumplirá todas las expectativas. Preñado de bombas de pop estratosférico, como “Pegado a tus pies”, “Un angel turbio”, “Sin piel” y “El detonador EMX-3”, el único problema del disco vendrá provocado por ciertos temas como “El angel inseminador” y “Cerca del animal”, que sin ser prescindibles, sí que adolecen de algunos pasajes demasiado recargados. Un disco sobresaliente, a pesar de estos pequeños lunares, la inclusión de “El detonador EMX-3” en la banda sonora de la película “Abre los ojos”, bien podría haber sido un espaldarazo que, como no, nunca se produciría. Tras expulsar todos sus demonios drogados, bañados en violencia sulfurada, nadie estaba preparado para lo estaría por ocurrirle a Fernando: una asombrosa mutación preñada de luz cegadora.

 Antes de poder comprobar esta nueva reencarnación, ocurrirá un hecho cuanto menos curioso y bastante representativo de su espíritu a contracorriente. Éste vendrá provocado por una campaña de Pepsi que, buscando grupos emergentes de la escena española, le pedirán a Chucho una canción para ver si se amoldan al espíritu “juvenil” que buscaban. Como no podía ser de otra manera, Fernando no les envió precisamente su tema más amable. Ni mucho menos. Para tal ocasión, “Perruzo” será el tema escogido. Irreverente bofetada de punk con la mano abierta, los directivos de Pepsi se quedarán escandalizados ante tal artefacto de rabia incontrolada, en la que los santos se llamaban San Farmacio y de lo que había ganas era de “meter”. Incluida en su próximo lanzamiento, a finales de 1999 nace entre los terrestres una nueva estrella en el firmamento. Primeramente titulado “Una Moto que Suena como Samuel Barber”, al final, “Tejido de felicidad”, será el nombre que quedará escogido como bautizo de este renacimiento por todo lo alto.

 Sin palabras. “Tejido de felicidad” es mucho más que el reverso luminoso de “78”. Con algunas sombras en su interior -“Perruzo”, “Alicia rompecuellos”-, éstas enriquecen aún más el tremendo contraste entre en el nuevo y el pasado Fernando. A la altura de clásicos como “Fotógrafo del cielo” (1991) y “Hermanos Carnales” (1992), la nueva obra de Chucho marca un punto y aparte en todo lo que hará Fernando en sus nuevos trabajos. Con Isabel León dejando sus coros epidérmicos en el corazón de maravillas como “Una f-foto tuya”, lo mejor de todo será el nuevo enfoque de pop multicolor, en el que la nostalgia torna en un crisol de emociones reparadoras, nunca dañinas. De esta manera, “Mare Nostrum”, “Revolución” o la emoción escalonada de la reveladora “Una nueva vida”, marcarán el nuevo camino a seguir. Aprovechando el trabajo que hiciera para “Abre los Ojos”, Fernando incluye pasajes de cuerdas en maravillas como “Aguacero al infinito” y “Mi vida con fiebre”. Guardándose en la recamara alguna de sus balas más certeras, en forma de punk-pop certero, “Hamorambre” servirá para demostrar que Fernando ya tiene ganas de cantarle al amor, el mismo que hace que nazca su primera hija entre las sesiones de “78” y su nuevo álbum.

 Pero si hay un tema que marca esta nueva vida interior de Fernando, ese será “Magic”, sin duda, el tema por el que siempre será reconocido “Tejido de Felicidad”, el mejor disco posible para terminar la década de los ’90: una en la que fue el verdadero rey sin corona de la música nacional. Después de darlo todo en este clásico indiscutible, sin embargo, aquí no acabaran las nuevas aventuras de Fernando. Sabiendo que el listón se lo había puesto a una altura mareante, su siguiente paso en largo sería aún más valiente. Pero eso es otra historia que tendrá continuación en la próxima entrega.

por Marcos Gendre

 

Chucho: Fernando ardiendo (2ª parte)

 Antes de forjar su obra definitiva, Chucho sacará a la calle “Triple Zero” (Chewaka, 2000) un nuevo ep, con la participación del dúo de pop estratosférico Astrud, que viene a documentar la idea desde la que partieron, a la hora de llevar la gira de promoción de “Tejido de Felicidad”. Sorprendente a todos los niveles, Chucho afrontará este tour dando tres conciertos, en otros tantos formatos, en cada ciudad de las que recalen. Uno acústico con programaciones, otro como trío, y uno más con la banda al completo. A este respecto, hay que decir que la familia perruna había crecido, gracias a la inclusión en la banda del guitarrista Miguel Angel Gascón. Tras un experimento de esta envergadura, en verano del 2000 los miembros de Chucho se tomarán un oxigenante descanso. Todos, menos Fernando. Acuciado por una necesidad imperiosa de retroceder al mismo espíritu voraz que, tenía como objetivo parir el frustrado doble Lp, “Hermanos Carnales” (Virus/RCA, 1992), Fernando graba 28 maquetas, que alimentarán su siguiente paso discográfico, “Los Diarios de Petroleo” (Chewaka, 2001).

 Proyecto de ambiciones faraónicas, el disco es propuesto en varios fragmentos: uno principal, el LP; y otros tres, en formato Ep, que sirvan para profundizar en la herida dulce que provocará el esqueleto principal de estos diarios. De todas maneras, siempre cupo la posibilidad de que el disco, se hubiese publicado como doble Lp. En este sentido, la secuenciación de la obra hubiera sido la siguiente: en el primer Cd, “Cataratas de sueño”, “El secreto de la ciencia”, “Abre todas las ventanas”, “Un agujero excéntrico”, “De aire”, “Demasiada poca gente”, “Visión rayos X”, “A norte”, “Colector de fluidos”, “Cráter”, “La cama desecha”, “Ricardo ardiendo”, “Vapor de alma” y “Suavemente va cayendo al rio”; para el segundo Cd, este sería el orden “Chapoteosis de chiquillos en la bañera”, “El rey del error”, “Calígula en rio”, “Cerca del ángel”, “El agua del crimen”, “El vientre del firmamento”, “Mi padre”, “(San) Juan Autista» “Cielos despejados”, “Y rompe la tormenta”, “Tocado, hundido”, “El que apaga la luz (Eclipse)» “Extrarradio”, “A todos los amigos que he perdido”. Selección de las que hacen plantearse un punto y aparte en la historia del pop español, hasta la luz infinita que irradiaba “Tejido de Felicidad” queda ensombrecida ante tamaña colección de canciones.

 Uno de los discos capitales de comienzo de siglo, “Los Diarios de Petroleo” propone un viaje en el tiempo, mediante el que se rebaja el pulso tecnológico, y se tiende un puente hacia el sonido crudo, y detallista, que palpitaba en “Hermanos Carnales” -temas como “El rey del error”, “Y rompe la tormenta” y “De aire” parecen sacadas de las sesiones de aquel clásico-. Con este corazón, el resto de órganos que conforman este ser musical con vida propia, vuelve a hacer de la heterogeneidad una virtud. Otra vez con Kaki Arkarazo a los mandos de la producción, “Los Diarios de Petroleo”, el vasco consigue dar unidad al impresionante crisol de palos que toca la banda albaceteña para esta ocasión. Desde el pop bailable en “Demasiada poca gente”, hasta el noise-rock abrasador de “Tocado, hundido”, pasando por un tema que tanto recuerda a Nacho Vegas, como “A todos los amigos que he perdido”, da la impresión que para esta ocasión Chucho ha querido vaciarse completamente por dentro. Tanto, que hasta las letras de Fernando, suenan más personales y autobiográficas que nunca, como es en el caso de ejemplos tan claros como “Mi padre”, “Cataratas de sueño” o “Chapoteosis de chiquillos en la bañera” -en esta última, con las hijas de Fernando cantando en el estribillo-. Sucesión de estampas inolvidables, posiblemente “Ricardo ardiendo” se lleve la palma como la canción más emblemática de esta obra inmortal, pero eso ya es decisión de cada uno. Imposible llegar a consensos innecesarios, cuando hay tantas caras y espejismos. Sería intentar limitar lo inabarcable. Absurdo, en cualquier caso.

 Otro de los grandes discos de la historia de la música española, y van unos cuantos… “Los Diarios de Petróleo” no sería la única alegría que recibirá Fernando ese año, gracias a la publicación de “Actos Inexplicables” de Nacho Vegas. Disco publicado desde el sello discográfico de Fernando, esta obra supondrá un impulso inigualable para el crecimiento y desarrollo de Limbo Starr.

 Durante el proceso de “Los Diarios de Petróleo”, Chucho tendrá un nuevo cachorro, Emilio Abengoza, que cumple uno de los sueños que siempre tuvo Fernando, desde sus tiempos con los Surfin’: contar con un teclista fijo en la banda. Vestidos de elegante negro, para la promoción de esta obra da la impresión que Fernando lanza un guiño muy claro a una de sus grandes referencias: Nick Cave & the Bad Seeds. Vuelta a las giras, Chucho se encuentra en su momento de mayor esplendor, uno que parece insuperable. Sin embargo, Fernando se guarda otra bala en la recámara, una que pasó demasiado inadvertida, bajo el nombre de “Koniec” (Sinnamon, 2004). Vuelta a un sello pequeño, para esta ocasión Chucho seguirá profundizando en esa vuelta a los orígenes de Surfin’. Viaje en círculo hacia los orígenes de Fernando, “Koniec” ya nos muestra desde ese título, en referencia a la palabra “Fin” de unos dibujos animados checos que veía Fernando de pequeño. Si a esto, le sumamos esa portada, en la que aparece un chucho-ángel, que parece observar desde arriba el viaje finalizado desde mediados de los años ’90, las pistas sobre el fin del grupo, se hacen más que evidentes.

 En cuanto al disco, mucho vacío sufrió esta obra que, si bien no llegaba a la altura de sus dos anteriores hermanos mayores, no dejaba de ser otro álbum sobresaliente. Menos arriesgado en la forma, que todos sus trabajos anteriores, “Koniec” suena natural, ampliando fabulosamente los extremos de ira/amor que siempre se ha dedicado a rellenar con su poesía patafísica Fernando. De esta manera, ¿Cuántos artistas son capaces de críticas tan claras y directas como la que reside en “La mente del monstruo” y luego componer algo tan tierno y emocionante como “Y minera”? Muy pocos, o ninguno. Disco repleto de joyas incandescentes, “La religión”, “Koniec”, “Túnel de lavado”, “El pueblo en el fondo del pantano” o “Gran angular”, son pruebas más que fehacientes de que esta una obra a recuperar, totalmente.

 A pesar de estos haces de pop mayúsculo, “Koniec” supondrá el cierre a Chucho. Llevado por esa sensación de vacío, cuando ves que algo ya ha dado todo de sí, Fernando dará carpetazo, tras un último concierto en junio desde Albacete. El Chucho ya descansaba, pero aún no había ladrado lo suficiente…Tras este comienzo de hibernación perruna, Fernando se pondrá a dar conciertos acústicos en solitario, en los que también tocará canciones de los Surfin’, anticipando dos sucesos muy especiales: la vuelta a la carretera de Surfin’ Bichos y el preámbulo a una carrera en primera persona, acompañado de Los Alienistas. Una nueva aventura para enmarcar, que tendrá su espacio entre los próximos especiales a todo el universo Bichero. Pero antes, Mercromina. Otra de ese tipo de bandas que nos dieron mucho más de lo que recibieron. En este caso, a reivindicar, toca.

por Marcos Gendre

 

Subscribe
Notify of
2 Comentarios
Inline Feedbacks
View all comments
Justo
11 años hace

El rey sin corona de la música de los 90 y el mejor grupo del mundo mundial.

david
11 años hace

Si preguntáis por mí me encontraréis aquí,
disfrutando del tiempo que me queda por vivir