Second – Conciertos en sala El Sol y Pícaro

 Second se encuentra en plena gira ‘Rodamos’, orientada principalmente a directos en pequeñas salas y que les está llevando a recorrerse prácticamente toda España en unos pocos meses. El pasado jueves fue en Madrid, el viernes en Toledo, el sábado en Vigo… Ellos no paran, y nosotros tuvimos la oportunidad de verles en los dos primeros.

  La sala El Sol fue finalmente la elegida para su concierto en Madrid. Teníamos dudas de si era el lugar adecuado, ya que por las características de la sala tal vez hubiera sido mejor un recinto más grande (las entradas se agotaron varios días antes), pero se compensó por la cercanía del escenario con el público, creándose un ambiente perfecto para los que estuvimos allí.

  Esta vez no hubo pantallas ni juegos de luces espectaculares. Tal vez sí lo veamos en Joy Eslava en el concierto fin de gira pero aquí se trataba de otra cosa. Simplemente, de fundirse con el público con toda la energía que transmiten. No es nada fácil pero comenzando los conciertos con ‘Rincón exquisito’ lo consiguen desde que Sean Frutos pronuncia las primeras frases.

  El concierto fue un repaso a todas y cada una de las canciones de su último disco, acompañadas de otros temas en castellano del disco anterior, más una versión de ‘Sin aliento’ de Danza Invisible, que ya forma parte del repertorio imprescindible del grupo. Sí que echamos de menos algunos de sus temas en inglés, ya que excepto por ‘Invisible’ no tocaron más, pero éste es el momento de ‘Fracciones de un segundo’ y hay que disfrutarlo como tal.

  Resulta muy difícil destacar un momento en concreto, con canciones como ‘Palabras’, ‘Rodamos’, ‘En el viaje’, ‘A las 10’… pero fue con ‘Más suerte’ donde vivimos unas sensaciones únicas, que sólo son posibles de apreciar en este tipo de conciertos más íntimos.

  Y como no, para terminar, el ya imprescindible ‘Todas las cosas’, en el que ya es habitual que la gente se suba al escenario para terminar de completar esta fusión Second-fans, que últimamente se alarga más allá de lo que es el concierto, con los componentes del grupo mezclados entre la gente hablando con sus fans, siempre accesibles.

  Repetimos al día siguiente en Toledo, en la sala Pícaro, un café-teatro de lo más curioso, que en principio sería el lugar menos apropiado para hacer un concierto, ya que la sensación era lo más parecido a la de actuar en un circo romano, con el público viéndolo como podía desde la planta de arriba o las escaleras. Esta vez el público no se subió al escenario (físicamente no había) así que acabaron tocando ellos subidos a los sitios más extaños: barandillas, amplificadores… La imagen quedará para el recuerdo, como sus conciertos.

Enrique Molinero