Primavera Club 2012 y el “Madrid me mata” mal entendido.

por | 10 de diciembre de 2012 | FESTIVALES | | | | |

Este fin de semana ha tenido lugar la doble ración Barcelona-Madrid del Primavera Club, antesala y carta de presentación del Primavera Sound 2013. Puesto que el cartel del sábado ofrecía menú de lujo para el indie español, que es a lo que dedicamos el tiempo libre, y el viernes nos obligaba a jugárnosla a la Nave de Terneras, nos vamos a centrar en lo que sucedió esa jornada en la Nave 16 del Matadero de Madrid en torno a la esperada actuación de Los Planetas, no sabemos si alineados con el resto, o simplemente cabeza de cartel.

Klaus & Kinski

Con puntualidad suiza en todas las actuaciones, arrancó Klaus & Kinski con un directo que si bien teníamos sensación de ya haber vivido, nos dejó muchas de las canciones que queríamos escuchar (y la que no, también), con un regusto a corto que solo sucede en los festivales y que solo se calma si es el primer concierto. Con el paso de los temas, la voz de Marina nos fue quitando el rollo irascible con el mundo que traíamos de casa, para dejarnos de forma equilibrada temas de sus tres trabajos, algo que sí que hacía más tiempo que no veíamos, pero a lo que no solemos dar mucha importancia, porque nos gusta todo. Sigo volviéndome loca con los solos de Pili y su violín. Magistral ‘La duda ofende’, pero es que con poco les luce esa obra maestra. La agilidad imperante en un festival nos dejó sin las cada vez menos habituales perlas del grupo, pero ese “Estamos muy contentos de que se vaya a acabar el mundo” me lo quedo para unos días.

Airbag

Inmensas ganas de volver a disfrutar del directo de Airbag, que no habíamos tenido ocasión aún de valorar desde que saliera su Manual de montaña rusa. Y aunque este último trabajo de algo adolece, y es de la frescura habitual, cuando los tienes encima del escenario, deja de notarse. A pesar del gran hándicap del público de Madrid – su timidez, pasividad, o lo que quiera que nos pase -, su actuación superó con creces las expectativas que traíamos puestas. Solo hay que saber estar en el sitio adecuado, y esto en el caso de Airbag se traduce en “cuánto más adelante, mejor” y en no tener vergüenza ni miedo a recibir un golpe. ‘En los brazos de la agente internacional’ abrió su set y actuó como un chute que duraba para todo el concierto. Locura colectiva, fans y malagueños por doquier dándolo todo, para disfrutar de la que sería, sin duda, la fiesta de la jornada. Echaba de menos acabar casi destruida al final de un concierto. En algún sitio leí que hacía frío en las naves del Matadero.

Los Punsetes

Vino bien, por tanto, tener a Los Punsetes a continuación sobre las tablas de la Nave 16. Intachables pero previsibles, es la primera vez que me planteo que Ariadna ha de sufrir mucho con su puesta en escena. Y es que es la primera vez que me acaba aburriendo y transmitiendo mal rollo. Repasando su último disco, no se olvidaron de sus anteriores temas, incluidos sus hits, todo ello aderezado con cierta tensión durante ‘Dos policías’. Mención especial merecen los visuales que proyectaban, magistrales y necesarios a partes iguales.

Los Planetas

Turno para el plato fuerte de la noche tras casi dos años sin pisar un escenario: Los Planetas, que han retomado de manera afortunada sus directos para las ediciones de Barcelona y Madrid de este accidentado Primavera Club. Sin otras salas en las que repartirse – por pequeñas que fueran -, todo el que había comprado una entrada (y había sido registrado y pertinentemente identificado) estaba allí exactamente a las 22:40 h para ver su alineación. Y lejos de decepcionar ni un poquito, las dos horas y veinte minutos de concierto dejaron satisfechos hasta a los más críticos y escépticos. Esos a los que nunca les gustaron y esos a los que sí, pero que reniegan de “los otros” Planetas, Los Planetas que cambiaron de palo para, precisamente, reinterpretar los Palos y cargar sus sacos de críticas, a veces, gratuitas, a veces no tanto.

Y es que Los Planetas están por encima del bien y del mal. No llego a entender muy bien cómo nadie se atreve a mirarles por encima del hombro, a no reconocer lo que son, a no sucumbir a su Arte. Porque lo suyo es arte del que se estudia en el colegio: arte de Historia del Arte. Repasos y pinceladas a toda su discografía; joyas que hacía años que no sonaban más que en los cascos; momentos de intensidad excesiva que consiguieron no aburrir; hits bomba que sonaban en lo más alto; giros reivindicativos; y regalito para todos –y, supongo, también para ella-, el ‘No sé cómo te atreves’ mano a mano con Marina Klaus & Kinski. Anoche Los Planetas se quedaron bien a gusto y nos lo pegaron a los demás en lo que probablemente haya sido uno de los mejores conciertos de todos los conciertos de Los Planetas. Eso lo sabes cuando lo ves y estás allí. Y yo lo vi.

Esa fue la parte amable del Primavera Club, al fin y al cabo la importante. Porque para eso es ocio. Solo que a veces no, siempre, la vida no es una sola cosa. Y a veces, no, siempre la vida es política.

«Madrid me mata»

Madrid me lleva matando más años de los que pueda recordar sin que me mate. Y es que no me acuerdo de cuando Madrid molaba, porque no tenía edad. Aunque empiezo a pensar que todo eso de la Movida y los años molones, fue una falacia de modernos más, que acabó convertida en producto de consumo puro y duro, cuando en realidad el revulsivo estaba en la mente de cada uno y no en las calles ni en la noche de Madrid. Pero no lo sé, ni lo voy a saber viendo La Edad de Oro en un DVD. Sé lo que vivo ahora y que el revulsivo sigue estando ahí.

Lo cierto es que de una ciudad en la que lleva ganando la derecha mucho más tiempo del que me gustaría recordar – barrios como el mío, incluido (esto es, obrero, del sur y puteado) – no me creo que molase mucho. Si a la gente “normal” que (antes) se limitaba a ir y venir de trabajar, vivir sus vidas e intentar sobrevivir, el panorama no les parecía cuestionable porque les habían hecho un metro para poder (antes) ir y venir de trabajar, estás entregando las llaves de tu casa para que entren a barrer. Y al final esa es la cuestión, y no lo que ha sucedido este fin de semana en el Matadero.

El personaje Matadero aparece, por cierto, para dar aire a esta ciudad podrida. Y es que es un lugar idílico sin términos medios. Solo que tiene una enfermedad y es su gestor, el Excmo. Ayuntamiento de la Villa de Madrid (y sus Distritos implicados). Cuando vi lo que se estaba cociendo en torno a la reducción de aforo de la dichosa Nave de Terneras fue una bofetada más de las diarias. Pues bien, he de decir que se nos ha ido la cabeza con este asunto del todo.

Y es que los estatus en redes sociales con “estado policial”, “vergüenza de festival”, “atropello de derechos”, etc. corrían por la red como un tiro sin medida alguna –y que no falte-. Supongo que el “estado policial” es consecuencia de confundir al personal de seguridad con la policía municipal (había dos coches y ocho policías en total para cubrir las tres naves implicadas en el Primavera Club, cosa que no se parece lo que entiendo por “escándalo”) y, eso sí, muchos señores de una empresa de seguridad que nunca, nunca, jamás hay que confundir con ningún tipo de autoridad ni aquí, ni en estación de tren alguna (y ellos mismos, menos) ¿Registros en cada nave? Bien, lo que no leía en ningún sitio es que el recinto está abierto al público general por lo que si ibas a alguna de las naves implicadas en el evento, tocaba pasar el control de seguridad, como en absolutamente todos los festivales en los que he estado. Otra cosa es que se dieran situaciones absurdas fruto de la tensión o el nerviosismo, como cuestionar el acceso de flotadores de playa “que pretenden hinchar dentro”, o personal de seguridad paseando en plena ‘Dos Policías’ de Los Punsetes, mientras la gente baila a empujones. Casi con toda seguridad, alguno sin querer te cae, y es ahí donde tú te vas a poner nervioso, pero nadie va a consentir que tú, personal de seguridad, te creas uno de la canción.

Por otro lado, la “vergüenza de festival” y el “atropello de derechos” vendrían dados por las colas que se formaban consecuencia de lo anterior y que te hacían perder conciertos. O no, porque para pedir bebida o acceder a los baños sucedía lo previsible: te la comías (con perdón). Cierto es que abrir otra barra habría facilitado las cosas, pero poco más se podría haber hecho. Me sigo preguntando en qué festival puedes ver TODOS los conciertos sin perderte ni uno, si no llevas una sonda para hacer pis, otra para comer, y eres ubicuo. Mal está que los tickets de bebida no sirvieran del viernes al sábado, que los baños se quedaban cortos, etc. Pero puedo asegurar que nunca he estado en un festival donde todo sea intachable.

Estado Policial no es eso. Vivir en un Estado Policial es otra cosa y cada día que pasa tenemos más ejemplos reales –y bien reales- de lo que ello significa: infiltraciones mal utilizadas; persecuciones gratuitas; indultos. Eso es un Estado Policial, así con mayúsculas. Atropello de derechos es vivir bajo un Ayuntamiento donde el colegueo y la corrupción están a la orden del día; dónde la policía pone multas de todo orden para llegar a un cupo, o dejan de autorizarse actividades de asociaciones vecinales sin explicación alguna. Y por eso Madrid me mata. No obstante, está bien y alienta que cada vez estemos más hartos de todo. Es una garantía de que pronto no cabremos en la calle.

De momento, el Primavera Club emigra a tierras vecinas. Sin embargo esto no es algo que se decida en 48 horas; esto es fruto de una política impositiva que pena la cultura. Y eso, es una decisión estatal, no municipal. Y por eso España está muerta.

Fotos: Mariano Regidor
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MITO
11 años hace

"Vergüenza policial", pero no en el matadero sino en todo el país.

Crist
11 años hace

Madrid me lleva matando más años de los que pueda recordar sin que me mate. Y es que no me acuerdo de cuando Madrid molaba, porque no tenía edad. Aunque empiezo a pensar que todo eso de la "Movida y los años molones, fue una falacia de modernos más, que acabó convertida en producto de consumo puro y duro, cuando en realidad el revulsivo estaba en la mente de cada uno y no en las calles ni en la noche de Madrid. Pero no lo sé, ni lo voy a saber viendo La Edad de Oro en un DVD. Sé lo que vivo ahora y que el revulsivo sigue estando ahí." LOVE!

Carlos
11 años hace

Muchas colas eran gratuitas. Se podía haber evitado.

Marc
11 años hace

Toda la razón del mundo, RebequitaDj. Y es que lo queremos todo. Queremos tener un cartelazo de festival, que vuelvan Los Planetas, que toquen dos horas de concierto, y en un sitio privilegiado, con calefacción, baños que más quisiera alguno tener así de bonitos y limpios en su propia casa… Ver a Antonia Font (aunque no nos lo pongamos jamás en casa) porque queda guay decir que eres uno de los 90 elegidos para la glora y poner a parir a Los Planetas porque "antesmolabanmás". Y además, no querer hacer cola… Ellos son príncipes de salón, no de festivales. Mejor quedaros en casa.

RebequitaDj
11 años hace

Yo es que, insisto, la única cola que se podía haber evitado era la de la bebida. Y, bueno, tal vez podían haber hecho un apartado con vallas para poder fumar… pero vamos, que insisto: a ver qué festival lo tiene todo. A lo mejor la solución pasa por ser exigentes en TODOS los festivales. Pero a lo mejor si te pones a pedir hojas de reclamaciones, también te pierdes un concierto… ¿Estamos dispuestos a eso, o pasamos de todo olímpicamente? Porque yo creo que es más bien lo segundo. Si nos quejamos, que sea consecuentemente. Empecemos a madurar como sociedad, ya veréis como el cuento cambia.

Anónimo
11 años hace

Las colas son una mierda pero son inevitables en cualquier festival.

Anónimo
11 años hace

Cuantos de los que se quejan de hacer colas acabarían cenando en el McDonalds esperando (voluntariamente) una nueva cola… XD

Anónimo
11 años hace

Se trata de contratar a 3 O 4 CAMAREROS mas . SIMPLEMENTE y no mirar tanto los beneficios.

Anónimo
11 años hace

Da igual, si el año que viene ya no habrá de qué quejarse. Despediros del Primavera y del Matadero.