McEnroe – Las orillas

No voy a mentir, casi nunca soy imparcial en mis comentarios, y en el caso de McEnroe, peor todavía. Los de Getxo forman parte de mi exclusivo grupo de bandas especiales (y diferentes), esas que hacen de la melancolía un arte, y que en cada segundo transmiten una intensidad casi insoportable. Diríase incluso que cortavenista, si se me permite el palabro.

Tras el gran debut con ‘Mundo marino’, y su espectacular continuación, ‘Tú nunca morirás’, un auténtico tesoro, llega su tercer trabajo, este ‘Las orillas’, también con Subterfuge.

Como en las ocasiones anteriores, las melodías destilan una elegancia que es rara avis en España. Es un pop descarnado y algo oscuro, con letras poco rebuscadas y que no caen jamás en el efectismo. Expresan emociones puras, intensas, esenciales. No le cantan al amor, sino al Amor, ese que va desde la ruptura más dolorosa a la perspectiva cambiante de las relaciones con el paso del tiempo, el fugaz instante del enamoramiento, el olor de un cuerpo recién levantado,…

La impresión que me da este ‘Las orillas’ es parecida a la de los dos anteriores trabajos: no sobra nada, el disco funciona como un todo completo, maravilloso e indivisible (ejemplo: traté de buscar mis canciones preferidas, pero me salían todas). No hay detalles para la galería, se agarran a la expresión más sincera de su mundo interior, algo que tampoco suele encontrarse por aquí, que al indie se le va la cabeza con la pose y la (gafa)pasta. McEnroe, sin embargo, argumentan que «Hacemos música para nosotros, y a nosotros nos gusta mucho como ha quedado». Y al que no, ajo y agua.

En mi casa se dice lo de Es de buen nacido ser agradecido. Pues eso, chicos de McEnroe, gracias… otra vez.