La Costa Brava, la historia de una amistad

por | 12 de abril de 2010 | ESPECIALES | | | |

  Cuando te proponen escribir sobre un grupo desaparecido al que admiras tienes miedo de caer en el elogio fácil, así que prefieres no hacerlo. Pero si Richi (alias Ricardo Vicente) de forma providencial te echa una mano desde su blog, te lo replanteas.

  En una entrada reciente se preguntaba ‘qué hacía que la gente siguiera La Costa Brava cuando era un grupo que ofrecía las claves en bandeja para que, en ocasiones, no se aceptara nuestra propuesta’. Puede que se refiriese a otras claves, pero sus detractores (y algunos de sus seguidores) identifican entre ellas el hecho de que posiblemente no sonasen demasiado bien en los conciertos, o de que en algún momento al cantar llegasen a desafinar, e incluso ciertos detalles técnicos en sus discos.

  Como explicación a la aparente paradoja se contesta a sí mismo con la imagen evocadora de que La Costa Bravaotorgaba la banalidad de un salón de actos de colegio. Con las cortinas sucias y unos músicos que habían sabido aprender a perder. En el fondo éramos escritores de canciones sobre la ficción de que la vida no va en serio, que lo más emocionante de la vida es una fiesta de fin de curso de primaria‘. Y es que asistir a un concierto de La Costa Brava era como ir a una fiesta, a una fiesta en la que estabas invitado nada menos que a cantar. Como explica Francisco Nixon (alias Fran Fernández) ‘los grupos indies se han dado cuenta de que a la gente en los conciertos les gusta cantar las canciones‘. Por eso se pasaban por alto los irrelevantes detalles formales, porque no se trataba de escucharles, se trataba de cantar con ellos; lo que importaba era las canciones.

  Posiblemente sus canciones, a muchas personas de una determinada edad, también nos ayudaron a prolongar esa ilusión, la de que la vida no iba en serio, aunque sólo fuera por cinco años (suficiente aunque hubieran sido sólo cinco minutos… ¡Cinco minutos más mamá, porfa!).

  Y es bastante probable que gran parte de la culpa la tuviera el nunca olvidado Sergio Algora(alias Sergio Algora), que fuera él el alma de esa fiesta con amigos. Porque como dice Fran ‘La Costa Brava era la historia de una amistad‘. Y como pasa con las fiestas de fin de curso, o con otras cosas que de pequeños también creíamos eternas, como la primaria y los tres meses de vacaciones en verano, al hacernos mayores aprendemos que la amistad a veces también se termina.

  Se podría decir muchas cosas más de La Costa Brava: que fueron una especie de cronistas pop, de una forma de vivir y de una época (los Sabinas indie, por ejemplo), y que poco importaba que no supieras quién era Vania Millán, Natalia Verbeke o Natasha Kampush, o que nunca hubieras visto Confianza Ciega, ni una Prueba del Polígrafo o el Programa de Patricia para que te llegasen las canciones. O que fueron los que mejor nos contaron las historias de superhéroes reales e inventados, bajo cero o colgados en su red (¿cuál es el real y cuál el inventado?) y las luchas de los científicos por salvar la humanidad. O que nos invitaron a dejarnos querer por una loca, y a olvidar el ayer. Se podría decir muchas más cosas, de su historia y de su leyenda, pero puede que no fueran demasiado interesantes, porque al fin y al cabo lo que importa son las canciones.

Richi se ha hecho mayor

  Y es que Ricardo Vicente nos tenía acostumbrados a dejar pequeñas muestras de su talento en trabajos de La Costa Brava o de Francisco Nixon. Pero eran sólo joyas sueltas que se escondían entre otras genialidades, como un George Harrison resignado (o cómodo) en su papel secundario. Tan secundario que al escuchar ‘Es perfecta’ muchos no se dieron cuenta de que Fran no cantaba todas las canciones.

  Por primera vez Ricardo comparte titularidad en un disco, aunque sea en un mini LP de 6 canciones, como es ‘Gloria y la belleza sureña‘, en el que la autoría y voz de las canciones se reparten a partes iguales entre los dos protagonistas. Y ahora más que a Harrison recuerda a Garfunkel (o a Simon, que cada uno elija su preferido).

  Y Richi se ha hecho mayor (los que le seguimos desde su Myspace sabemos que hace tiempo que se hizo mayor musicalmente) por muchas cosas, no sólo porque se haya ganado la titularidad (de hecho el primer single del disco es su canción, ‘San Fernando‘). Se ha hecho mayor porque Fran también se ha hecho mayor, y porque la fiesta se ha terminado y ha empezado el curso. Y es que parece que el proyecto Francisco Nixon parece estar diseñado desde un principio para eso, para cuando llegue septiembre.

  Y al igual que La Costa Brava nos dieron un poco de oxígeno, fueron el gol que nos llevó a una prórroga antes de perder en los penaltis de la vida real, Richi y Fran nos han ayudado a entrar en ese mundo que pensábamos que nunca nos iba a tocar tener que intentar comprender, y sin darnos cuenta no hemos llorado en el primer día de colegio.

  Y de la misma forma que Fran se hizo mayor y se convirtió en Francisco Nixon, Richi se ha hecho mayor y se ha convertido en Ricardo Vicente. Y mientras Fran nos regala historias cotidianas que todos identificamos y a pesar de eso (o precisamente por eso) nos emocionan, Richi nos regala historias (puede que también cotidianas) que somos incapaces de identificar, y aunque intuimos que tienen algo nuestro sabemos que son suyas y precisamente por eso (o a pesar de eso) nos emocionan. Y es que parece que durante todos estos años en los que seguíamos siendo pequeños Richi nos ha estado regalando canciones en pequeñas dosis, para que ahora que somos mayores deseemos consumirlas en cantidades industriales.

Francisco Nixon - El Perro es Mio  Y a pesar de que los dos generan material suficiente como sacar discos por separado con cierta frecuencia, sus seguidores preferimos que sigan siendo esa especie de nueva Costa Brava para gente que también se ha hecho mayor. Y es que mantienen algunas de sus constantes: a veces en directo puede que se equivoquen, o que al a presentar el ‘Perro es mío’ no toquen casi ninguna canción del disco porque aún no se las saben, o… Pero lo que nos importa son sus canciones y, además, sus conciertos también son una fiesta (ya de antiguos alumnos quizás) en las que estamos invitados a cantar. Y por encima de todo se parecen a La Costa Brava en que es la historia de una amistad, y sus seguidores esperamos que nunca lleguen las aguas turbulentas a este puente.

    Y precisamente, según los propios protagonistas, sobre todo eso trata ‘Gloria y la belleza sureña‘, sobre la amistad y hacerse mayor.

Dr. Gol 

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Anónimo
14 años hace

hola! me ha encantado tu reflexión!!he sido costabravera y ahora soy nixoniana, y estas dos etapas ,como tu defines, me han acompañado en mi historia y forman parte de mí… y que duré por mucho tiempo…
gracias.

maria.

Anónimo
14 años hace

Me ha encantado eso de la nueva "Costa Brava" para gente que también se ha hecho mayor. Yo no sé porqué tantos lo sentimos así o qué significa, pero es bonito que sigan juntos aunque pudieran ir por libre perfectamente. Forever Young!!!

Salava

Anónimo
14 años hace

"Y mientras Fran nos regala historias cotidianas que todos identificamos y a pesar de eso (o precisamente por eso) nos emocionan, Richi nos regala historias (puede que también cotidianas) que somos incapaces de identificar, y aunque intuimos que tienen algo nuestro sabemos que son suyas y precisamente por eso (o a pesar de eso) nos emocionan."

Uauh, qué bien lo has expresado… Pocas canciones me emocionan tanto como las que hacen ellos dos. Hoy mismo voy a autoregalarme el EP… Saludos!