Ferreiradas (Iván Ferreiro en Sala Capitol)

por | 27 de marzo de 2012 | CONCIERTOS |

Iván Ferreiro se nos hace mayor. Y como los buenos vinos, mejora con los años. O al menos, eso me pareció el sábado en la emblemática Sala Capitol, en la capital del mundo, Compostela, en donde solamente los grandes agotan entadas. Podría parecer que esto me hace retractarme de mis palabras recientes, pero no es cierto. Afirmo de nuevo: el ‘Mentiroso mentiroso’ no me gustó (se salvan algunos cortes afortunados) yPicnic extraterrestre me parece uno de los trabajos menos inspirados de los últimos años en el panorama nacional. He dicho. Ahora, nadie va a descubrirnos la trayectoria del Ferreiro, primero con Los Piratas, y luego en solitario, con dos discos indispensables de la presente década: ‘Canciones para el tiempo y la distancia’ (que cambió mi vida, en su momento), y ‘Las siete y media’. A pesar de todo, Iván Ferreiro viene desarrollando una carrera en solitario bastante digna, lo cual ya es bastante en los tiempos que corren.

Uno se huele lo peor cuando un frontman histórico como Iván Ferreiro lanza un disco con versiones de sus propios éxitos con artistas de tirón. Vamos, al menos a mí me dio un escalofrío. Primero de miedo, luego de admiración. ‘Confesiones de un artista de mierda‘ es un trabajo con estilo, elegante, y muy acertado, y ver su presentación en directo, indispensable.

Apareció el de Vigo con su banda en el escenario, ante la sala llena, y contento de estar por su tierra, como siempre (y como nos pasa a la mayoría de los gallegos, que todo hay que decirlo), y desgranó casi treinta canciones de su repertorio en solitario y de los difuntos Piratas. Quizá os penséis, por cierto, que la sala estaba llena de nostálgicos de la banda gallega. Había nostálgicos, muchos, pero también una importante población de adolescentes que no vivieron la época dorada de Los Piratas (les pilló muy pequeños), y que estaban en primera fila coreando sus canciones. Eso dice algo en favor de su carrera en solitario. No sé el qué, pero dice algo.

El primer tercio del concierto fue, sin embargo, algo titubeante. Concentrado en canciones de sus trabajos más recientes, el público reaccionaba pero menos de lo esperado. Con el primer descansillo, el Ferreiro se quedó solo con su piano sobre el escenario, y ahí se vieron las tablas que se le presuponen. Su versión del ‘1999’ de Love of Lesbian fue el principio de un in crescendo que no se detuvo, seguido luego del dúo implacable de ‘M’ y ‘Años 80’ (me pregunto si algún disco sorprenderá tanto en la escena nacional como lo hizo aquel inesperado ‘Ultrasónica’). El concierto se volvió pura melancolía, un batiburrillo legendario de temas que muchos llevamos grabados a fuego en la piel. ‘SPNB’ encendió los corazones de más de uno, e Iván Ferreiro, cada vez más cómodo sobre el escenario, se encargaba de rebajar la tensión emocional con las bromas políticamente incorrectas que nos tiene acostumbrado (la mejor: la referencia a la vida de estudiante, rabos y demás maravillas del sexo universitario). Por cierto, también se encargó de enseñarnos bien la letra de ‘Barras de bar’, después del clásico que no podía ni debía faltar: ‘Promesas’. Luego llegarían ‘Turnedo’, la insuperable ‘Días azules’ (punto débil, se siente), ‘Piensa en frío’,… y finalmente, todos creímos que se terminaba con ‘Equilibrio’. Pero eso, además de perfecto, habría sido emocionalmente destructivo, así que nuestro amigo de Vigo tuvo a bien regalarnos ‘Mi coco’, más optimista y cariñosa con el futuro, y con los que nos reunimos a sus pies esa noche.

Servidor seguirá criticando los nuevos trabajos de Iván Ferreiro. A los grandes se les exige lo mejor, y cuando no nos lo de (según mi opinión, claro), seré el primero en criticar. Pero el concierto de Sala Capitol fue uno de los grandes. Y al César, lo que es del César. Amén.

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2 Comentarios
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Anónimo
12 años hace

ZZZZZZ, Ferreiro aburre hasta las ovejas…

Iván
12 años hace

Ernesto, me pasa lo mismo, cada disco de mi tocayo me parece un poco más malo que el anterior, y a estas alturas el nivel llega a ser bajo. Pero en directo es otra historia, llevo ya unos cuantos en tres años y me ha hecho sentir cosas que muy pocos han conseguido. ¡Es un artista de mierda pero es un fenómeno!