Festival Cultura Quente 2011

por | 25 de julio de 2011 | Sin categoría |

Se notaba el ambiente de festival al entrar en Caldas de Reis, un ambiente que los vecinos ya conocen al dedillo tras tantas ediciones. Enfilé el paseo que conduce al jardín municipal, y a la carballeira un poco pillado de tiempo para ver a los primeros de la noche, unos (he de decirlo) mal ubicados El Columpio Asesino. Con el día bien alto todavía, y la gente todavía llegando, los navarros arrancaron con ‘Floto’, echando la vista a su primer trabajo, y siguieron desgranando en su mayoría los temas de su último y exitoso disco, ‘Diamantes’. El sonido fue perfecto, y a pesar de la hora, se vieron los primeros bailes en un in crescendo que tuvo como guinda la aclamada ‘Toro’. Todos nos fuimos a Berlín cuando ni siquiera eran las nueve de la noche.

Muchos se fueron después de que dejasen el escenario en manos de los brasileiros Do Amor. De gira por Europa, ya los conocía del Vigo Tr4nsforma, en donde habían repartido buen rollo a raudales. No fallaron tampoco en Caldas, aunque un poco más cohibidos, con ritmos que por momentos parecían beber directamente del funk o incluso del ska. Pero, desde luego, muy efectivos y cómplices. Habrá que estar atentos, seguramente no sea la última vez que salten el charco para tocar por estas tierras.

Repitiendo también como en Vigo, luego Eladio y los Seres Queridos subieron al escenario a defender su ‘Estamos todos unidos’, con la contundencia habitual pero con un sonido un poco peor (demasiado eco) y un repertorio más corto, del que se cayeron ‘Toneladas’ y otros buenos temas. No fallaron, sin embargo, La Cruz o Miss Europa, ni la siempre presente España a las 8.

Iba cayendo el día, por otro lado, el ambiente se volvía más festivalero, y en estas, con la oscuridad, llegaron Standstill como quien no quiere la cosa. Dieron en mi opinión el mejor concierto de la noche. Cualquiera diría que es fácil teniendo temas como los que se incluyen en ‘Viva la guerra’ o ‘Adelante Bonaparte’, pero que la gente se las conozca sube la exigencia de los conciertos, y he de decir que rompieron el escenario y la gente coreó lo de romper un silencio así no tiene perdón, o suena el teléfono… Unos cracks.

Quizá por ello, para cuando luego llegaron los Undertones, el ambiente notó cierto desgaste. Se defendieron con dignidad los veteranos de Irlanda del Norte, baluartes del añejo pop punk que reverdeció laureles en los años ochenta, con un McLoone en éxtasis con un bailoteo que hacía recordar al mejor Travolta.

Dieron paso a uno de los cabezas de cartel, los Klaxons, londinenses de pro y vendedores de new rave, que se movieron sobre el escenario con una veteranía envidiable, al ritmo de ya himnos como ‘Golden skans’, ‘Echoes’ o ‘Atlantis to interzone’. Divertidos y yo diría que enormes bajo los carballos.

Tras horas de paroxismo, los franceses deJamaica se subieron con intención de que todo el mundo siguiese bailando, y a grandes rasgos, lo consiguieron con temazos como ‘I think I like U2’, que recuerdan a Daft Punk. Lo disfrutamos, sin duda, antes de que llegase el momento dj y muchos nos retiráramos a aposentos más cómodos… pero menos musicales.

La segunda jornada la abrían los arandinos Yani Como, con un pop fresco y sin pretensiones, correctos y efectivos en la difícil tarea de abrir la jornada a una hora en la que todavía pocos se atrevían a acercarse al escenario. Pero, como ellos mismos dijeron: ‘Somos jodidamente felices haciendo esto’, y se les notó sobre el escenario, que abandonaron con una espléndida ‘Furia desatada’.

Los siguientes eran unos veteranísimos Los Salvajes, de los cuales, debo ser sincero, sólo aguanté una canción: Todo negro. Demasiado horteras, añejos y orquestivos para mí (me fui a cenar). Las caras, mientras me iba, eran un cuadro.

Para cuando volví, empezaba justamente el show de David Fonseca, un portugués muy apañado, con aspecto de David Civera, pero una voz similar a la de Tom Smith (Editors) o Matt Berninger (The National), y que nos regaló un concierto muy equilibrado, con un guiño ochentero (‘Video killed the radiostar’), y una magnífica ‘Kiss me, oh kiss me’. Quizá le sobre un poco de postureo, pero fue un concierto delicioso.

A continuación, llegaron los The Jim Jones Revue, sustituyendo a los accidentados Micah P. Hinson. Los londinenses dieron toda una clase del rock cañero de toda la vida, caracterizados como si hubiesen salido justo de ‘Grease’. Fue una auténtica exhibición explosiva de intensidad, con voz rasgada, guitarras afiladas, y un teclista que parecía sentado sobre el aire (literalmente).

Para entonces, ya hacía un buen rato que la carballeira se había poblado de una resistente variedad de todo tipo de modernos, a la espera de OK Go, los grandes de la noche. Llegaron anunciados por una voz alienígena, para luego surgir del backstage vestidos con trajes de colores, a saber, rojo, azul, verde y amarillo. Unos cañones lanzaron papeles de colores, desataron el éxtasis, y aunque tuvieron problemas con la voz (y no fueron los únicos en la noche), fueron de menos a más para contentar a los que parecían quedarse un poco fríos. Damian Kuliash incluso se metió entre el público para cantar una bonita pieza acústica, e incluso hubo un bonito número con campanas rozando el frikismo. Un concierto estupendo, rematado con ‘This too shall pass’.

La representación nacional vino con Delorean, que siguen en la cresta de la ola. No sé muy bien qué decir de ellos, porque no son santo de mi devoción, pero a pesar de ello creo que dieron uno de sus mejores conciertos, y me vi bailando. Intermitentemente luminosos, fueron aclamados y la gente se lo pasó de miedo…

Terminaron esta edición del Cultura Quente unos FM Belfast que debieron lidiar con pies cansados y mentes abotargadas, pero que igualmente arrancaron ritmos bailables que un servidor, he de reconocer, escuchó sentadito en el suelo…

Corto y cierro.

Ernesto Diéguez

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