Confesiones de un artista de mierda, de Iván Ferreiro

Digamos que ahora te dicen que Iván Ferreiro va a sacar un disco en directo y semi-acústico de canciones suyas y de Los Piratas. Como mínimo, se te activan todas las alertas. Si luego añaden que cantará versiones de ‘Promesas’ y ‘Años 80’, todavía peor. A ver qué hará… Sin embargo, aunque otras veces me muestre crítico con el amigo Ferreiro (y alabe sus virtudes, que las tiene y son muchísimas), esta vez debo guardarme la vertiente crítica y poco menos que asumir que ha hecho un trabajo elegante y con estilo, algo que creo que es difícil que no guste a propios (fans de Los Piratas de toda la vida, o del propio Iván Ferreiro) y extraños (ese mainstream que se frota las manos con un trabajo que venderá dios sabe con qué retahíla de adjetivos grandilocuentes que no necesita). Y es que Iván Ferreiro se mueven en aguas confusas en los últimos tiempos, es un tipo con personalidad.

‘Confesiones de un artista de mierda’ (mira que le gustan las palabrotas últimamente al de Vigo) es un disco largo, de 19 temas, en los que colaboran Xoel López, Santi Balmes en una deliciosa ‘El equilibrio es imposible’, y Rubén Pozo, en dos temas, por no hablar de Suso Saizy Ricky Faulkner, que pululan por todas partes dando precisamente equilibrio. Además de la propia banda que acompaña habitualmente al Ferreiro.

Por lo demás, el largo disco es una delicia para los oídos, grabado con un sonido de lujo y con un Iván Ferreiro en estado puro, en su salsa, regalándonos canciones que todo el mundo esperaría encontrar pero otras que no tanto, lo cual es más que de agradecer (yo estoy ya un poquito harto de los recopilatorios obvios), además de un tema nuevo: ‘Mi munchausen’. El disco viene acompañado además de un DVD en el que podemos sentir un poquito de envidia del puñado de elegidos que pudieron vivirlo en directo, en una preciosa falsa-habitación con aires clasicones.

Lo dicho, esta vez no tengo nada negativo que decir. Chapeau por un disco que he devorado ya una docena de veces. Eso sí, por dios, no os pongáis ‘El equilibrio es imposible’ una noche en la que estéis deprimidos. Será una sentencia de muerte (prometido). 😉