200 discos de bolsillo. 1977-­91: Una historia alternativa en formato pequeño

por | 11 de marzo de 2013 | LIBROS y RELATOS

¿Qué es lo mejor que te puede pasar después de leer un libro de música? Que al acabar de leerlo tengas ganas de descubrir o revisitar, según el caso, los discos tratados. Si este fuera el baremo estándar, lo que tenemos aquí es dinamita pura. Una lupa de aumento, ‘200 discos de bolsillo’ se acerca a otras tantas obras, pequeñitas en tamaño pero enormes en emociones. Del punk melódico de los Buzzcocks al pop estratosférico de The Triffids, hay paradas tanto en la música industrial – Throbbing Gristle, Einstürzende Neubaten -, como en el C86 – The June Brides, Razorcuts – o en el post-hardcore – Big Black, Rites of Spring -. Sin desperdicio en sus catorce diferentes paradas, lo bueno de esta selección es que los discos están colocados de la forma más coherente posible: la que supera la mera lista de discos al uso, para convertirse en la historia de cada uno de los estilos musicales incluidos.

El padre de esta criatura es nuestro compañero y amigo Marcos Gendre, a quién conoceréis por sus habituales y brillantes colaboraciones dentro de nuestra sección ‘El Botijo Sónico’, donde, a modo de entregas, nos acerca cada día un poco más a la historia y los grupos más míticos de la escena indie española. En este libro que os presentamos, Marcos Gendre demuestra con creces que sus conocimientos musicales trascienden fronteras, épocas y estilos musicales, y así es cómo nos ofrece una radiografía precisa del nacimiento, desarrollo y defunción de la época dorada de la música independiente.

Pero lo mejor de todo, es que este libro evita la selección de LPs y se centra en un formato muchas veces visto como una pequeña colección de rarezas: el EP. Porque si nos fijamos, ¿Cómo es que antes nunca habíamos visto en los clásicos libros de listas obras como los dos primeros EPs de Fugazi, el ‘Bowi’ de Nick Lowe o el ‘Slates’ de The Fall? Aquí ese error queda por fin subsanado, con pasión, observación y teorías de lo más reveladoras. Como última recomendación, aquí puede ponerse las botas tanto el más experto, como el menos puesto en aquellos años ’80. Un cofre apto para todos y cada uno con un mínimo de curiosidad. Lo dicho, una gozada sin desperdicio: de las que aumentan perspectivas y propulsan los corazones.

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